El 14 de diciembre de 2015 se lanza, oficialmente, el primero de mis poemarios en el circuito editorial. "Las mujeres no existen" y "18013" apenas rozaron el mercado, aunque este último aún pueda adquirirse en las casetas del Ayuntamiento, como uno más de esos ejemplares congelados tras la desaparición de ese prometedor proyecto, que tan pronto se agotó, que fue la colección Granada Literaria.
No tenía dudas respecto a que era la oportunidad para poner a jugar una crítica de la sensibilidad, la encuadernada como @Alicia_Hot, en un espacio que no era mío, y por eso quería organizar precisamente esta primera presentación pensando en mí. Quería empezar jugando en casa, no sólo en el sentido más emocional, sino también en el de las herramientas teóricas. Es por eso que me rodeé de amigos y, tras varias vueltas, tuve la suerte de que fueran esos dos que me escoltan en la fotografía, los que pegaran el pistoletazo de salida. Si salen guapos en la foto es porque lo son.
En esta y esta entradas podéis encontrar, respectivamente, el contenido de las aportaciones que hicieron Isabel y Alejandro. Que estos compañeros de tantas cosas presentaran su crítica ante los amigos convocados e invocados, no podía generar otra cosa que un afilado de armas teóricas y estéticas, es decir, evidenciar las fortalezas y las debilidades de @Alicia como instrumento. Y, a la vez, para mí simbolizaba un "dar el paso" a un mundo que imaginaba solitario y sin complicidades.
Me equivocaba. En el poco tiempo que lleva en circulación @Alicia, la compañía se ha multiplicado. Para empezar, amigos con los que el libro ha servido para reparar algunos puentes, o construir algunos nuevos. Especialmente, gente como Quique Prisman (señalando las debilidades simbólicas fruto de una lírica que apunta la metáfora en lo real, y no fuera de él), los ya citados Alejandro e Isabel, Paula Pachón, Ander Jiménez, o Alfredo Caro (que propuso la creación de este blog como herramienta para ampliar y expandir contenidos, y facilitar la crítica y la autocrítica), y muchos otros. Pero con más conmoción (si cabe) por la gente desconocida y no ligada al mundo de la poesía que se ha arrimado a opinar, cuestionar, enrevesar o clarificar. Y, entre ellos, quiero escribir unas breves líneas a una chica cuyo nombre no llegué a conocer nunca, que se dedicaba a la escultura, y que me ametralló a preguntas en al presentación que reseñamos en estos últimos posts, la primera comunión de @Alicia_Hot.
Algo bajita, pelo rizado, acento canario, huidiza pero incisiva, veintipocos, y con un claro objetivo: en el bar donde nos encontramos tras la presentación, junto a su pareja, un chico bastante guapo, muy moreno, con un acento envolvente que no pude reconocer, desenfundaron la metralleta de las preguntas y me acorralaron: quería poner a prueba a @Alicia, porque estaba peleándose con la idea de regalárselo a su hermano, que al parecer utiliza la pornografía como medio de escape para bastantes cosas de una vida que cada vez vive menos.
¿Cuántas veces vamos a quejarnos de que se nos lee poco? Esta chavala es la razón por la que escribimos. Todos, publiquemos en editoriales o en pdf con los que spamear a amigos y no tanto, escribimos para esto. El mercado no es más que un medio para esto. Por eso, qué ridículos suenan ahora mis miedos iniciales...
... Y quizás son ridículos, porque una presentación como esa esfumó, en la práctica, los fantasmas de la soledad. Y es por ello, y por los presentes aquel día, y los que no, que es más fácil seguir en la brecha. Y es por ello, que escribo sobre ellos ahora, apuntalándolos en mi memoria como quien sabe que el edificio propio está y estará siempre en ruinas.
Me equivocaba. En el poco tiempo que lleva en circulación @Alicia, la compañía se ha multiplicado. Para empezar, amigos con los que el libro ha servido para reparar algunos puentes, o construir algunos nuevos. Especialmente, gente como Quique Prisman (señalando las debilidades simbólicas fruto de una lírica que apunta la metáfora en lo real, y no fuera de él), los ya citados Alejandro e Isabel, Paula Pachón, Ander Jiménez, o Alfredo Caro (que propuso la creación de este blog como herramienta para ampliar y expandir contenidos, y facilitar la crítica y la autocrítica), y muchos otros. Pero con más conmoción (si cabe) por la gente desconocida y no ligada al mundo de la poesía que se ha arrimado a opinar, cuestionar, enrevesar o clarificar. Y, entre ellos, quiero escribir unas breves líneas a una chica cuyo nombre no llegué a conocer nunca, que se dedicaba a la escultura, y que me ametralló a preguntas en al presentación que reseñamos en estos últimos posts, la primera comunión de @Alicia_Hot.
Algo bajita, pelo rizado, acento canario, huidiza pero incisiva, veintipocos, y con un claro objetivo: en el bar donde nos encontramos tras la presentación, junto a su pareja, un chico bastante guapo, muy moreno, con un acento envolvente que no pude reconocer, desenfundaron la metralleta de las preguntas y me acorralaron: quería poner a prueba a @Alicia, porque estaba peleándose con la idea de regalárselo a su hermano, que al parecer utiliza la pornografía como medio de escape para bastantes cosas de una vida que cada vez vive menos.
¿Cuántas veces vamos a quejarnos de que se nos lee poco? Esta chavala es la razón por la que escribimos. Todos, publiquemos en editoriales o en pdf con los que spamear a amigos y no tanto, escribimos para esto. El mercado no es más que un medio para esto. Por eso, qué ridículos suenan ahora mis miedos iniciales...
... Y quizás son ridículos, porque una presentación como esa esfumó, en la práctica, los fantasmas de la soledad. Y es por ello, y por los presentes aquel día, y los que no, que es más fácil seguir en la brecha. Y es por ello, que escribo sobre ellos ahora, apuntalándolos en mi memoria como quien sabe que el edificio propio está y estará siempre en ruinas.
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