@Alicia_Hot 2.0

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viernes, 13 de mayo de 2016

Para Alicia. De Isabel Daza

Continuamos haciendo público los materiales de la presentación de @Alicia_Hot el 14 de diciembre de 2015. Ahora le toca a Isabel Daza, que aportó una lectura personal y exhaustiva de @Alicia. Tanto ella como Alejandro Arozamena, ejercieron de escoltas aquel día. Y este fue el texto que ella nos compartió:





 Para @Alicia_Hot




     La arroba sigue siendo una unidad de medida, la medida del peso de nuestro tiempo, de su carga onerosa (de Marshall Berman a MA., García). Pero, ¿nuestro tiempo?
@Alicia_Hot advierte desde el título, “Poemas en tiempos de follar, pantallas y avatar”. Tiempos de burbujas y corrupción en todos los sentidos (también del cuerpo y el sexo) Tiempos de cálculos desmedidos e información vacía (o que al menos ha demostrado no servir de mucho). Tiempos de instrumentalización del dolor. Tiempos de víctimas y violencia y víctimas de esa violencia y más víctimas y más violencia. Tiempos de números, pero solo los robot sueñan con unos y ceros (p., 75/83), y robot viene del checo y significa esclavo (p.,30).

@Alicia_Hot nos interroga, abre preguntas como heridas que ya no puedes eludir pero de todas las preguntas que como sujetos nos hace y, aún más allá, nos hace hacernos, a mi entender la que mejor lo sintetiza y, desde luego, la que más me aterra es ésta, ¿por qué colaboramos de modo tan intenso en nuestra propia destrucción?
(Hace un par de domingos el diario El Pais publicaba una entrevista con el fundador de Wikileaks, J., Assange, que a la luz de la información que maneja nos dice “la vigilancia en Internet se está convirtiendo en una amenaza potencial para la civilización, como consecuencia de su amenaza global para la democracia”…sostiene que la mayoría de filtraciones de la NSA (Agencia de Seguridad Nacional) provienen de Google y Facebook y otras organizaciones de Silicon Valley que han generado tecnología suficiente para piratear todos los mensajes que enviamos. Es decir, todos somos potencialmente espiados.  En este mundo en red, todos somos potencialmente culpables. Hoy más que nunca, el sistema nos produce como resto, como mercancía, producto, consumidores consumidos, vendedores vendidos…más que nunca pura explotación. Y es extraño que saberlo ya no parezca ser suficiente. Así que aflora de nuevo la pregunta, ¿por qué colaboramos de modo tan directo  y tan intenso en nuestra propia destrucción?

@Alicia_Hot se abre con esta cita,
«... se puede decir que una persona que consume contenidos de pago es un cliente a ojos del medio difusor. Una persona que consume contenidos pseudogratuitos se transforma en producto a ojos del medio difusor. Cuando una persona se transforma en un
producto, se usa una palabra bastante fea: trata.»
http://www.ocurrencias.es/wp/?p=1146

3.
No es un escenario
la pantalla. No es.
No es un teatro.
Es el escaparate para
nuestra trata.

Pero, es que además, lejos de lo que pudiéramos suponer, la pantalla no es la escena/lugar dónde transcurren los hechos, sino que es Ella, Ella con mayúscula, Ella como el Otro del psicoanálisis, ese que nos cede un lugar en su discurso, ese que nos devuelve una imagen con la que responder a la pregunta ¿quién soy yo?

No hay jeringuillas, ni papel de plata por el suelo.
Hay papel higiénico preparado a un lado.
Hay varios tipos de penes de plástico al otro,
uno rosado con forma de gancho. Pero, entre ambos,
corte — mitad — frontera — abismo — donde un espejo
la pantalla. Ella. Ella es Pantalla. Aquí,
donde la mirada
donde la espera.
Donde el punto ciego.
(p., 24)

Y si Ella es el Otro, es decir, donde él recibe la imagen del yo,  ¿quién es él?

Porno yonqui

Fantasía deviene en fantasma y
son las tres de la madrugada.

Economía del dos punto cero. La mecánica
de la trata. Engancharte a tu
propia dopamina lleva su tiempo.
Su propia carga. La pantalla
te mantiene te
las cuencas de los ojos,
enlazado o perdido o. Trama
en el océano hipertexto, hiperimagen, hiperpublicidad
de tías en tetas y griterío,
mitad empaladas mitad empalmadas mitad
arcasmo. Piensas que esto,
que algún día te debió gustar, es hoy
la otra forma del insomnio.

En los días de la tele no había yonquis.
Solo zombis. Un zombi deja pudrir su vida
en el hueco del sofá del salón. Las imágenes
solo pasan. Sin complicidad. Por tu parte, solo
podredumbre. Pero el yonqui
se pudre igual, se deshace igual,
mientras se arrastra,
suplicante,
por su dosis — doble clic — post drama
post certeza
buscando algo que sacie
la sed, esta sed. Que vive
dentro. Bebes la sed por alguien,
por algún ser.
Ese, que se retuerce

hoy
aquí
para ti.

Entre las líneas borrosas.

Nuestro tiempo, tiempo de yonquies de nosotros mismos que se debaten entre el mundo de lo vivo y la zona muerta, entre la vida virtual y la vida como hecho. Nuestro tiempo, donde el que no se adapta a lo efímero, se desvanece. Donde cada relación viene marcada ya por su fecha de caducidad. Donde nos consumimos como productos dispuestos a lanzar de nuevo al mercado lo que no nos convence. Donde lo que nos hace humanos ya no importa frente a lo que nos hace mercancía. La lógica del número.
De ahí, que me parezca una parte esencial, fundamental de este libro la dedicatoria inicial, “A María, por la palabra siempre”. Frente al obsolescente ahora el compromiso que supone decir SIEMPRE. 

Y @Alica_Hot se pregunta:

¿A quién le interesa ya
distinguir la ficción, desmontar la apariencia
más que a los románticos y a los poetas?
Bah… Cuánto se equivocan.
Solo ellos pueden fingir.
Vivimos ya el fin de las máscaras, de las apariencias.
Avatar enterró a Gorgias.
Todo ha sido expuesto. Todo
El cuerpo.

Y en la repetición del reflejo
en el borde de la diferencia,
enfoco a @Pantera.
Mi cam la graba en la pantalla
para que vea
cómo mi mano acaricia la imagen
de la imagen de su cara.

Donde vibra la apariencia, resbala
el avatar, donde mis manos
generan las ondas
del efecto agua       de la pantalla.


Por ello,

Yo no e s c r i b o p a r a t i

Ya no escribo para seducirte.
Yo no escribo para alegrarte el día. No escribo
para que te vaya mejor.
Yo no escribo para que te sea todo más fácil. No escribo para
mitigar tu dolor.
Yo no escribo para que me quieras.
Todo.
Todo vive tan lejos...
Yo solo escribo
para que sepas que
estoy aquí. Que permanezco
al otro lado.
En los días del avatar
la lucha no puede ser por la
felicidad, ni por separar
la mentira de la verdad.

Y, la verdad,
no escribo para encontrarte y separarte de los demás y hacerte
única y morder tu corazón y engancharme de un rizo de tu
pelo, como hace el poeta, o el argentino.
La verdad: escribo para invadir
tu espacio aéreo
tu
distancia exacta
tus medidas cautelares
tu ley de género.
Meterme donde no me llaman. No por la máscara, no por
atravesar la máscara.
Yo
escribo solo
por violar
la pantalla.

@Alicia Hot es un intento de unir los puntos, de hacer visible el sinsentido de la historia, un esfuerzo por entender la subjetividad de nuestro tiempo, entender algo de la historia que nos lanza hacia el futuro. Porque la felicidad es una responsabilidad, a decir de Freud, y ya Lacan nos advierte que respecto al deseo, una vida no merece la pena ser vivida si produce a un cobarde.
@Alicia-Hot supone en ese sentido un gran esfuerzo por habitar el desamparo y la soledad de una manera menos tonta, entendiendo algo de nuestro inconsciente, asumiendo la responsabilidad de nuestro sufrimiento…

Hoy ya no es Alicia a través del espejo sino a través de la pantalla y, cabe preguntarnos, ¿quién hay detrás de la pantalla? ¿quién nos cede un lugar en su discurso? ¿de quién depende la constitución fallida o lograda de la imagen del yo? ¿En qué sentido somos? ¿Quién pone los puntos en nuestro relato?

Como baila el ciego frente a la pantalla…(p., 63)
Hemos vagado sobre lo virtual de nuestra realidad.
Y podríamos hacerlo eternamente.
Pero, ¿qué hay de real en nuestra virtualidad?

Los profetas nos llaman a desconectar las pantallas.
Pero…


Es decir, más allá del terreno de lo imaginario, ¿qué hay de lo real? ¿Qué hay del fundamento mismo de la existencia que no se anuncia, ni se previene ni se pronostica? Lo real: la muerte, la enfermedad, lo imprevisible, la locura, tal vez, el sexo.
El sexo aquí, en este libro, como pornografía puede que para mostrar como la tolerancia hacía la degradación es cada vez mayor. No solo en los chat porno, no hay más que mirar la tele para saber que la obscenidad ya no sorprende a nadie.

Internet ha cambiado nuestro mundo, sin duda, pero no se trata de traducir la metáfora bíblica de Sodoma y Gomorra y caer en el error de las teorías apocalípticas. Con toda su dureza, @Alicia_Hot se apoya en lo que aún queda en pie. Si lo que se nos dice es sobre el goce que no es, sobre el imperio de la pulsión de muerte, lo que calla, la alfarería de su silencio, apunta en la dirección de Eros, esa fuerza que sí está del lado de la vida y el deseo entendido en el sentido de la vida puede llegar a ser un arma increíblemente poderosa.

Repetíamos en la universidad, el arte hace visible lo invisible, por ello, más allá de la oscuridad que muestran estos versos, hay una luz que enciende la chispa de un deseo y la chispa de un deseo puede cambiar el rumbo de un sujeto, de una comunidad, e incluso de una era.

Gracias Alejandro por encender la llama, por mantener la chispa, por dar sentido a la palabra SIEMPRE. 

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